miércoles, 3 de diciembre de 2014

Pumas extiende su buena estrella

Vázquez fallaba el gol del empate necaxista en el último segundo y Hugo Sánchez se comía las uñas...
Al final, los Pumas ganaban 4-3 en un partido trepidante a veces, frenético siempre, hermoso por momentos.

Es un hecho, Hugo concentró a sus jugadores en Cuernavaca para que en la “Ciudad de la eterna primavera” se dotaran de energía suficiente para ejecutar un concierto de futbol que sacó una buena ventaja con vistas al juego de vuelta en el estadio de CU.

Los Pumas salieron a la cancha con su típica ropa blanca, pero tuvieron que cambiar de playera para no confundirse con sus oponentes, pero ello no cambio la intención de los jugadores de hacer un partido ambicioso y no esperar a llegar a su cubil para buscar la ronda de semifinales con el impulso de su hinchada.

Necaxa extrañó al cerebro de su medio campo: Alex Aguinaga, dado de baja por una lesión, razón por la cual tuvo que ver el encuentro desde el banquillo, justo ahí donde no es peligroso y donde tuvo que ver cómo el uruguayo

El juego, debido a la velocidad en que se jugó, provocó demasiado roce entre los jugadores: unas veces también provocado por la humedad del césped, otras por la mala intención de los jugadores que se quedaban cortos en las jugadas.

El caso es que los casi setenta mil aficionados que acudieron anoche al estadio Azteca ni siquiera habían logrado ubicar su lugar, cuando el anfitrión Necaxa ya había ocasionado la primer rabieta de la hinchada universitaria: el capitán rayo, Salvador Cabrera, al minuto dos, de soberbio disparo desde fuera del área, ya había puesto el marcador en su favor.

Apenas el colegiado, Armando Archundia, dio el silbatazo inicial y aparecieron 22 jugadores muy revolucionados. Tanto Necaxa como Pumas, atacaban por ráfagas y bien cobijados por jugadores de medio campo que daban velocidad y vistosidad a un juego de sobra esperado por ambos equipos.

Ante ello, cuando el cronómetro marcaba apenas los seis minutos de juego, un rebote en el medio terreno rojiblanco, balón que perdió el defensor José María Higareda, fue tomado por Luis Ignacio González, quien se coló cerca del área grande y, de aire, sorprendió al arquero, Hugo Pineda, quien pese a su espectacular lance no pudo evitar el tanto de la igualada.

El marcador pareció entonces que podía traducirse en una pequeña tregua luego de una trepidante inicio. No fue así. Apenas un minuto después, Sergio Almaguer, habilitado como atacante, prendió un balón de cabeza ante la mala marca de Israel López, para vencer un angustiado Bernal. Era el 2-1.




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Antonio Sancho, izquierda, desbordó varias veces a la zaga necaxista.
Ello, revolucionó aún más el juego de Pumas, que peleaba cada balón con precisión y furia, no escatimaba una gota de sudor para disputar el esférico en cualquier centímetro del césped, que para entonces ya sacaba humo. A los 22, un disparo potente, a balón parado, del Gonzo González y ante el desesperado rechace de Pineda, el defensa Chrístian Martínez cruzó y dobló al arquero. 2-2.
Antes de la media hora de juego, y con los jugadores todavía destilando coraje, el Mudo Olalde, de media vuelta, cruzó al arquero luego de que Higareda volviera a perder una pelota en su propia zona, para el 3-2.

Todavía con la alegría del festejo de los universitarios, un minuto más tarde, Bernal le quitó el empate al uruguayo Vázquez quien disparo franco. Instantes después, Alpizar despeja hacia atrás y por poco clarea a su arquero.

Al minuto 38, en una relampagueante jugada iniciada por la banda izquierda, Israel López se sacudió al arquero, retrasó el balón para la llegada de González quien se quitó a cuanto jugador quiso y luego disparo para lograr el cuarto de la noche. La hinchada se volcaba generosa, ávida de goles al principio, y exhausta de felicidad, después.

Para la segunda parte, Raúl Arias, quien ya había anunciado que Pumas era favorito sobre su equipo, sacó del campo a un agotado Popeye Oliva y habilitaba al atacante chileno Christian Montecinos. El juego resultó más pausado, al menos en sus primeros minutos, pues los jugadores perecieron ceder en su intento feroz de asfixiar al rival.

Pese a ello, al 66, Luis Pérez que condujo el balón pegado a la banda durante más de 30 metros, se sacudió la marca de Alejandro Pérez y sacó un centro-disparo que clareó a Bernal, quien se lanzó en pos de la pelota, pero sin éxito, para acortar la distancia y provocar una dosis especial de ánimo entre los necaxistas. 4-3.

Con mayor dominio en el centro del campo de los visitantes, el lateral López, envió un disparo desde fuera del área que fue apenas controlado por Pineda para enviar a corner. Al cobro, Sancho mandó un centro que fue bien cabeceado por Beltrán y aunque Pineda estaba vencido, Almaguer sacó el balón que ya la hinchada felina daba por gol.

Los pases laterales empezaron a formar parte de una constante en el encuentro así como las patadas sin balón de por medio. Si bien, la intención ofensiva se mantuvo intacta, al energía de los protagonistas era notablemente a la baja, aunque la explosividad de los Pumas mantenía preocupada a la zaga local.

El campeón de goleo, el ecuatoriano, Agustín Delgado, de mucha participación pero poca fortuna, mantuvo una producción como abastecedor de balones y no como fue lo fulminante ante el marco rival como resultó en la temporada regular.

El silbatazo final de Archundia fue el detonador de una cascada de ovaciones para los elementos universitarios, y el reconocimiento para los jugadores rayos. El mediodía del domingo en el estadio de Ciudad Universitaria, casa de los auriazules, será el escenario del encuentro de vuelta y con la obligación de los Rayos de ganar por dos goles de diferencia.